A partir de su experiencia como trabajadora de la salud del Hospital en red Lic. Laura Bonaparte, Sofía Marino reflexiona sobre la precariedad, el estrangulamiento económico, la vulneración de derechos y la naturalización de la crueldad que caracterizan a las políticas del gobierno de Milei.
* por Sofía Marino
Escribir nunca había sido, para mí, una práctica de carácter tan urgente como hasta este momento, y es que, desde diciembre del 2023, la vida devino un campo de batalla en donde la precariedad, el estrangulamiento económico, la vulneración de derechos y la naturalización de la crueldad montan el principal escenario en las políticas de gobierno ultraderechista de Milei.
El anuncio del cierre de la internación del Hospital Bonaparte el día viernes 4/10 con el inminente cierre total de la institución para el siguiente lunes 7/10, produjo un estallido de sentido de aquello que durante meses se pronunciaba en silencio, entre pasillos, gestos de preocupación y respuestas impotentes, frente a la imposibilidad sostener espacios conquistados, que poco a poco se fueron desmantelando. La pérdida de derechos laborales, el despido de 29 compañerxs y el cierre del dispositivo territorial de Isla Maciel eran apenas el despliegue de la antesala de aquello que prometía materializarse con el cierre de la institución, como medida introductoria de un plan sistemático de vaciamiento del Estado. Los argumentos que refiere el gobierno, que recrudecen y reactualizan viejas-nuevas políticas neoliberales, aseguran que los números (las personas que reciben atención en el Hospital), no justifican el “gasto” que significa sostenerlo. Resulta de suma importancia comprender que la respuesta a este argumento no puede ser elaborada desde esta misma narrativa, ya que el lenguaje del gobierno actual, concierne la lógica del Capital que esclaviza, por medio de la mercantilización del derecho a la salud, a lxs más vulnerables.
¿Por qué el Hospital Laura Bonaparte?
El Hospital Laura Bonaparte lleva su nombre en conmemoración a una de las primeras psicólogas mujeres recibidas en la Universidad de Buenos Aires, militante de los derechos humanos, abuela, madre de Plaza de Mayo. Se especializa en salud mental y tiene una amplia trayectoria en el trabajo con usuarixs que presentan uso o consumo problemático de sustancias. Es un Hospital de referencia en todo el país en su especialidad y sostiene su prácticas clínicas y la formación de profesionales sobre la ley de salud mental (Ley 26.657) aprobada en el año 2010, la cual se ubica como punta de lanza en la lucha por un proyecto de desmanicomialización. A grandes rasgos, se podría decir que la ley de salud mental apunta, entre otras cosas, a garantizar tratamientos de calidad, profundizando el trabajo en los dispositivos asistenciales ambulatorios y territoriales, en pos de fortalecer el lazo social con la comunidad de las personas que asisten a su tratamiento. Abogar por prácticas clínicas y sostener la discusión por la implementación de esta ley requiere, por tanto, un trabajo artesanal y de compromiso político por parte de quienes sostenemos y ejercemos nuestras prácticas como trabajadorxs de la salud, hacia un proyecto con perspectiva de derechos humanos.
La organización como método de lucha
A partir del anuncio del cierre, los trabajadorxs decidimos permanecer en la institución para resistir a las medidas del gobierno. Desde entonces realizamos asambleas en las que ejercitamos el diálogo y el intercambio horizontal de ideas que pudieran dar respuesta a las necesidades que hacían al estado de alerta. En ellas decidimos sostener la atención en los dispositivos ambulatorios como modo de protesta activa. Durante el transcurso de los días, se acercaron trabajadorxs del Hospital Garrahan, compañerxs despedidxs del Hospital Posadas, organizaciones sociales, universidades, pacientes y distintos miembros de la comunidad que se solidarizaron y se pronunciaron desde un lugar de suma implicancia con la consigna: “No al cierre del Hospital Bonaparte”. En el marco de la misma, se realizaron actividades, talleres, ollas populares y shows en vivo que acompañaron las jornadas de permanencia y convocaron mareas de personas que confluyeron entre la lucha, el entretenimiento, la fiesta y lo popular como modo de resistencia colectiva.
¿Qué lugar ocupa el Hospital Bonaparte para la comunidad?
“Si cierran el hospital, nos cierran la cabeza” refiere una usuaria en la conferencia de prensa que se realizó en las escalinatas del Hospital el día lunes 7/10, denunciando las medidas del gobierno y lo que esto podía significar en su calidad de vida. Es a partir de estos agenciamientos que tanto pacientes como profesionales de la salud resonamos al unísono, ya que el cierre del hospital implica que a muchxs nos cierren la cabeza. Como ella, otrxs usuarixs decidieron participar activamente en la permanencia, se dispusieron a brindar su testimonio y a contar su experiencia como usuarixs que realizan o realizaron tratamiento en distintos dispositivos.
El anuncio de cierre del Hospital Laura Bonaparte significa, por lo mencionado anteriormente, el golpe final a lxs trabajadorxs del Estado, quienes sostenemos desde diciembre condiciones de trabajo muy precarias, con paritarias que no se condicen ni siquiera con el ajuste celebrado por dicho gobierno, sin dejar de sostener a otrxs, tanto usuarixs como compañerxs en este sinfín de medidas que vulneran nuestra posibilidad de seguir existiendo. Significa atacar a un modelo de salud para todxs, y la regresión a viejos paradigmas que estigmatizan a las personas que consultan por tratamientos psicoterapéuticos, en un contexto en donde la crisis anímica, los malestares y los cuadros de salud mental se agudizaron, como respuesta sintomática a nuestras insaciables formas de vida en el capitalismo.
¿Cómo seguir?
Luego de varios días de permanencia, la visibilización de distintos medios de comunicación y el impacto que produjo a nivel social el anuncio del cierre del Hospital, el gobierno decidió dar un paso atrás con la medida de cierre de la institución, no sin antes exigir la “reestructuración” como contraataque. Esto podría significar el cierre de otros dispositivos asistenciales junto con la pérdida de puestos de trabajo, a partir de una nueva ola de despidos. Lo que nuevamente nos deja en estado de alerta a trabajadorxs, usuarixs y disntitxs miembrxs de la comunidad.
Las políticas de gobierno neoliberales ultraderechistas, una vez más, apuntan a la desarticulación de las fuerzas de lo colectivo y la desintegración de la vida en común, y promueven por medio de la desposesión del acceso a la salud, la educación, la vivienda, entre otros derechos que en este contexto se ven vulnerados, modelos de vida endeudados, individuales e invivibles.
Por este motivo, la salud mental es hoy un lugar de disputa y tensión politicanímica en donde se ven implicadxs y agenciadxs disntintxs actores que hacen a la emergencia de la constitución subjetiva. En esta emergencia están, estamos, estoy. El Hospital Bonaparte, no solo es una institución que aloja padecimientos, cuerpos arrasados o personas vulnerables, es también el modo en el que me vinculo con lo que nadie quiere ver, escuchar, contener, es mi forma de hacerme un mundo para poder cambiar el que conozco y hacer algo distinto con eso que duele, pero con otrxs, a quienes les duelen las mismas cosas del mundo, porque finalmente, nadie puede solx.
* Sofia Marino: Lic. en psicología (UBA). Maestranda en Estudios interdisciplinarios de la subjetividad (FFyL-UBA). Trabajadora de la salud del Hospital en red Lic. Laura Bonaparte, en dispositivo de Atención a la demanda espontánea y dispositivo grupal de mujeres y disidencias. sofia1993marino@gmail.com
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