En este trabajo, Moira Pérez nos acerca a la lectura del libro "Perspectivas Esquizo-Queer. Aportes del esquizoanálisis y la Teoría Queer a una escucha clínica micropolítica" de Juliana Colángelo, recientemente publicado por Editorial Letra Viva. Señala que, en este libro, la autora reúne distintas herencias teóricas, principalmente las del esquizoanálisis y la teoría queer, pero también las teorías de la interseccionalidad, de los afectos, los movimientos antimanicomiales y anticapitalistas, para hilar algo diferente a todo ello, y alternativo a los enfoques canónicos del campo de la salud mental.
por Moira Pérez*
Perspectivas esquizo-queer comenzó a gestarse hace muchos años; nació, tal vez como todo buen trabajo teórico, de una necesidad vital de encontrar y generar respuestas ante preguntas que plantea la práctica, y el anhelo de aportar desde lo propio al buen vivir, a la vida digna y plena de todas las personas. Para ello la autora reúne distintas herencias teóricas, principalmente las del esquizoanálisis y la teoría queer, pero también las teorías de la interseccionalidad, de los afectos, los movimientos antimanicomiales, anticapitalistas y tantos otros, para hilar algo diferente a todo ello, y alternativo a los enfoques canónicos del campo de la salud mental. El resultado es un conjunto de preguntas, reflexiones y propuestas de enorme necesidad no solo para quienes se desempeñan en la clínica o la salud mental, sino también para todas las personas que han transitado o enfrentado los mecanismos que aquí se identifican y analizan.
Luego de una presentación general y la caracterización de sus herencias y marcos teóricos, la autora pasa a enfocarse en tres ejes, interrelacionados pero diferentes: la identidad, el deseo y la culpa. Tres ejes que, de nuevo, emergen de la práctica como nudos problemáticos que solo un análisis minucioso y profundo, con el tiempo que requiere el pensar individual y colectivamente, puede desentrañar. Sin dudas, para muchxs lectorxs entrar en esos tres nudos será entrar en un viaje hacia experiencias pasadas y presentes, historias propias y ajenas, conversaciones que algunxs han tenido la suerte de tener y otrxs han podido solo añorar: ¿también te han dicho esto? ¿Alguna vez te sentiste así? ¿Por qué me pasan estas cosas? ¿Por qué no puedo ser como el resto de la gente? ¿Qué estoy haciendo mal?
Muchas imágenes recorren estas páginas y recurren en ellas: los mapas, las capturas, las puertas y las ventanas... Pero una de ellas atrapó particularmente mi atención: la de una casa en llamas (p. 121). En la Argentina de 2024 -en el mundo en 2024, en realidad- esta es una imagen lastimosamente cercana para la mayoría de nosotrxs. “El país está prendido fuego”, decimos una y otra vez con el extrañamiento de quien repite una frase que imaginaba como la última. Como quien anuncia el hundimiento de un barco desde su proa, una y otra vez. Este libro es, entre muchas otras cosas, una valiosa compañía para quienes vivimos en esa casa en llamas y tenemos que lidiar con ella todos los días.
Mucho hemos leído sobre cómo esta casa resultó estar en llamas, y sobre cómo ese incendio afecta y afectará a la vida tal como la conocemos: sobre el estado del mundo, los conflictos políticos, la economía, los mecanismos de exclusión del capitalismo salvaje, la catástrofe ambiental, el retorno del fascismo. Se ha dicho bastante también sobre qué pasa en nuestra singularidad en medio de este contexto, pero muy poco sobre cómo esa singularidad se ubica en aquel escenario más amplio, en esa casa en llamas. Tampoco encontramos pistas sobre cómo las formas de interpretar e intervenir en aquella singularidad, por ejemplo a través del espacio terapéutico, participan del incendio, lo azuzan o son funcionales a él. Nos faltan herramientas para tender esos puentes y entendernos a la vez como algo singular e importante -que no debe perderse en una lectura estructural- y algo parcial -que debe entenderse dentro de un panorama que nos excede y nos afecta-.
Juliana Colángelo reúne todas estas esferas para construir una serie de caminos en medio del incendio. Va más allá de la distinción entre la esfera estructural y la individual (la casa en llamas y el individuo que la habita) al proponer dos operaciones: “embarrar” las purezas de esas fronteras, y conectar las distintas escalas mediante la construcción de nuevos circuitos (p. 68). Construcción que será necesariamente colectiva, ya que -aquí otro eje fundamental del trabajo- tanto los problemas que nos afectan como los caminos que generemos para enfrentarlos deben abordarse a escala comunitaria. Parte del desconcierto que experimentamos en la actualidad surge al ver cuán hondo han calado los discursos individualistas, incluso contra los propios intereses de quienes los reproducen. Esta casa en llamas está repleta de narrativas meritocráticas o punitivas, que a fin de cuentas son dos caras de la misma moneda: el individuo se construye solo, tanto en sus éxitos como en sus fallas, y sólo a él deben atribuírsele. Los “microfascismos”, señala la autora, “se filtran en el campo del deseo, volviendo deseable aquello que nos captura” (p. 142). Queda así el sujeto en soledad con sus alegrías y sobre todo con sus padeceres, mientras las llamas impertérritas siguen ardiendo y llevándose todo a su paso, empezando por la fuerza de la colectividad. Contra la individualización del malestar, el padecimiento o la exclusión, la perspectiva esquizo-queer que propone Colángelo invita a ejercitar la desprivatización, por un lado, y la re-politización, por el otro (p. 125). Desprivatizar el conflicto, el malestar, pero también la generación de nuevas formas y caminos; re-politizar a esa singularidad para entenderla como parte de esa casa, fruto y pieza de la realidad más amplia en la que vivimos.
Fiel a, pero no obsecuente con, los marcos conceptuales que elige como su instrumental, la autora genera una propuesta teórica que brinda herramientas para entender e intervenir en el presente y construir colectivamente mejores vidas. Desarrolla de forma original y rigurosa un encuadre profundamente interseccional: si bien se inclina por la atención a los géneros y las sexualidades no normativos va mucho más allá de ellos, atendiendo a sus interconexiones con regímenes de opresión tales como el capitalismo o el capacitismo. Su análisis expone cómo no es posible abordar el malestar individual sin conectarlo con los procesos colectivos, y no es posible comprender un régimen de normalización tal como la normatividad de género sin considerar sus conexiones con otros mecanismos de normalización y regulación social. La tarea de escucha micropolítica consiste, entre otras cosas, en “trazar aquellas líneas de conexión allí donde en un principio nada parecía estar conectado” (p. 150). En un momento cultural en el que parece que no hay nada más que individuos atomizados con sus propias ambiciones, acciones y deseos, donde “político” parece ser una mala palabra y “colectivo” una peor, las páginas que siguen muestran otras conexiones, otro tejido que está allí para quien quiera verlo y seguir su trama. A contracorriente de la privatización, la individualización, la despolitización, nos reencontramos con palabras que extrañábamos sin saberlo: colectivización, transformación, liberación.
Perspectivas esquizo-queer muestra, así, la importancia y el rol que puede tener la reflexión teórica, incluida aquella desarrollada en el ámbito académico, para un contexto complejo como el que vivimos actualmente: un contexto en el que, como retoma la autora de José Muñoz, “el presente no basta” (p. 149). Contra la idea de que en una casa en llamas el pensamiento es un lujo, el libro nos enseña que por el contrario es un aliado imprescindible para enfrentar ese incendio. Muestra al pensamiento, al ejercicio de observar, reflexionar, dialogar y aprender lxs unxs de lxs otrxs como antídotos fundamentales contra el desasosiego, la autodestrucción y la desesperanza. Evidencia que, ante la urgencia que impone la injusticia, las preguntas incómodas y las respuestas creativas son una necesidad.
Puerto Madryn, junio de 2024.
* Moira Pérez (ella)
Doctora en Filosofía (UBA), Investigadora Adjunta en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y docente en la Universidad de Buenos Aires (Departamento de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras). Dirige el grupo de investigación en Filosofía Aplicada y Políticas Queer (@PolQueer).
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